Adiós Rayito.

Después de meses de luchar por recuperar la salud, finalmente Dios decide que la batalla termine y que es mejor que regreses al lugar al que perteneces y ocupes un sitio especial a su lado.
Cuanto aprendizaje en todo el proceso, cuantas lecciones para ti Rayito y cuantas para cada uno de los que estuvimos cerca de ti.
Finalmente no queda más que agradecer tu presencia, tu ser, tu compartir y el ejemplo de lucha hasta el final.
Todavía recuerdo el día en que llegaste por primera vez a clase de prosperidad y vi como a través de lo que aprendías te fuiste transformando y preparando para continuar este camino que emprendes, ya con el conocimiento y confianza en Dios Padre que es quien te recibe.

Eres un ejemplo de lucha constante y sobre todo lo mejor que nos dejas es tu amor incondicional y tu actitud ante la vida.
De ti aprendimos que la sonrisa es la mejor llave para abrir cualquier puerta, que la vida se disfruta a pesar de las circunstancias, que finalmente es la actitud la que hace que cambien los resultados y que a esta vida se viene para ser feliz.
Ahora descansas y para nosotros que ya no te veremos más eres nuestro ángel del camino, permaneces en nuestro corazón y en los recuerdos, nos compartiste lo mejor de ti.
Gracias Rayito por formar parte de nuestras vidas y por los múltiples aprendizajes que nos dejas.
Dios te bendice, descansa en paz.
Alma Sofía Fucuy Pérez.